Descripción
No hay que ir a los más profundo de Ucrania ni lo más remoto para encontrar las duras secuelas de la guerra. Desde las primeras zonas fronterizas se pueden ver las largas colas de personas cargando bolsas, de coches llenos de familias y maletas que portan ya en la parte superior del vehículo con cuerdas al no haber más sitio interior. Toda una vida en pocas bolsas y la mayoría de las veces, sin tener un rumbo claro aún.
Estos huyen habiendo perdido sus casas pero otros, como miles de niños que han perdido a sus padres y familiares, se agolpan en centros cada mañana en largas colas para poder recibir algo de desayuno o atención médica. Centros psiquiátricos se colapsan de personas que han visto barbaries y centros médicos con personas esperando prótesis y tratamientos a los que no tienen alcance, o simplemente unas gafas que se les han roto.
En nuestra mano está ayudar a nuestros vecinos que ahora nos necesitan. Las noticias no nos inundan con miles de muertos a diario, porque las personas se protegen y desalojan sus viviendas cuando las alarmas suenan, pero la realidad es que sus hogares y vidas, han sido y están siendo destrozadas.